
ruego mil perdones. pero, creo que hoy debo agredir su sensibilidad.
quiero dar continuidad a una historia aun cuando, la protagonista, la tenga ya por terminada.
se trata de un incidente en un cruce de caminos de carácter liberal. obviamente no hay cruce de camino más que de "facto" (que bastante es)
el "a dónde iba ella" y "de dónde venía él", no importan demasiado para el desarrollo de la historia. limitaré el decir a que, se iba y se venía, de "algun sitio".
aunque en los dos casos -"iba", "venía"- utilice el pasado, dando por finalizada la acción; sí resulta relevante señalar que, en el primero, la conclusión no coincidió con la consecución del objetivo que la propuso.
en el segundo es de esperar que sí.
con lo que tendremos ya un perjudicado -perjudicada- con el encuentro: la tortuga.
y habrá que valorar la evitabilidad, de la triste condición de la que se ha hecho cargo leonardo, y el interés por evitarla.
demos por hecho el interés, puesto que, es sabido, un perjuicio siempre es un pesar para todos los sujetos implicados, sean éstos sujetos activos, pasivos, de buena, mala fe o meros observandos...
o eso quiero creer.
en cuanto a la evitabilidad hay que presumir que la coincidencia en el tiempo y en el espacio trae consigo, ineludiblemente, el resultado visto. así, tendríamos que modificar una de las variables con el fin de evitar esta coincidencia.
cómo?
creemos que cualquier señalización por parte de la tortuga puede provocar el efecto contrario del buscado (efecto diana). así que, recomendamos sean desechadas las iniciativas en esta línea.
la inclusión de un objeto punzante en el diseño del caparazón, con la suficiente capacidad de penetración, así como la publicidad del mismo en el periódico local, podría, de alguna manera, favorecer el uso de una mayor atención por parte del resto de usuarios de la vía. sin embargo, tampoco -esta iniciativa- se ve libre de los problemas derivados que conlleva toda manifestación de principios de carácter revanchista; y debemos descartarla.
una correcta lectura de los datos que aportan sus sentidos (ruído, luces o vibración) pueden guiar al cruce, en momento adecuado, de un territorio significativamente distinto del habitual y esa debiera ser la responsabilidad de leonardo.
responsabilidad de la que no le podemos hacer esclavo por su doble condición de tortuga y de víctima.
de igual manera, y ahora atendiendo al segundo implicado, la señalización adicional(ráfagas, toques de claxon repetidos y/o un continuo), no parece que fuera a conseguir otra cosa que la de dar mayor vistosidad al accidente. lo que causaría en la víctima estrés añadido e innecesario.
rogamos -por tanto- no sea tenida en cuenta y
sí se valore ir más despacio y con más atención o quedarse en casita...
así, como ella: la rosa, que "se cree terrible con sus cuatro espinas. -ya pueden venir los tigres con sus garras- dice",
también quiero destacar la inocencia de la tortuga si, viendo venir al coche, no dudó de su coraza
pero... qué más tenía?
besos y, otra vez, perdón (imagen dura):
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