la niña hinca la vara en el lomo,
un aullido de dolor escapa sin ruido abriendo los ojos del perro que aun movió el rabo,
la niña se va corriendo.
- se lo dije, madre, todavía vive: movió el rabo.
- pero hija. tú ya tienes un perro.
- tengo dos perros, madre. éste todavía vive.
besos.
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